martes, 26 de febrero de 2013

The Hot Gates



La batalla de las Termópilas fue una confrontación de la Segunda Guerra Médica en la que se enfrentaron el Imperio persa de Jerjes I y una alianza de polis (ciudades o pequeños estados) griegas lideradas por Esparta. La batalla duró tres días y se desarrolló en el paso de las Termópilas (cuyo nombre se traduce por Puertas Calientes (hot Gates) derivaba de los manantiales cálidos que existían allí) en agosto o septiembre de 480 a. C. En esas mismas fechas tenía lugar la batalla de Artemisio.


La invasión persa fue una respuesta tardía a la derrota sufrida en la Primera Guerra Médica, que había finalizado con la victoria de Atenas en la batalla de Maratón. Jerjes reunió un ejército y una armada inmensas para conquistar la totalidad de Grecia y, como respuesta a la inminente invasión, el general ateniense Temístocles propuso que los aliados griegos bloquearan el avance del ejército persa en el paso de las Termópilas, a la vez que bloqueaban el avance de la armada persa en los estrechos de Artemisio.


Un ejército aliado formado por unos 7.000 hombres aproximadamente marchó al norte para bloquear el paso en el verano de 480 a. C. El ejército persa, que conforme a las estimaciones modernas estaría compuesto por unos 300.000 hombres, llegó al paso a finales de agosto o a comienzos de septiembre. Enormemente superados en número, los griegos detuvieron el avance persa durante siete días en total (incluyendo tres de batalla), antes de que la retaguardia fuera aniquilada. Durante dos días completos de batalla, una pequeña fuerza comandada por el rey Leónidas I de Esparta bloqueó el único camino que el inmenso ejército persa podía utilizar para acceder a Grecia. Tras el segundo día de batalla, un residente local llamado Efialtes traicionó a los griegos mostrando a los invasores un pequeño camino que podían utilizar para acceder a la retaguardia de las líneas griegas. Sabiendo que sus líneas iban a ser sobrepasadas, Leónidas despidió a la mayoría del ejército griego, permaneciendo para proteger su retirada junto con 300 espartanos, 700 tespios, 400 tebanos y posiblemente algunos cientos de soldados más, la mayoría de los cuales murieron en la batalla.


Tras el enfrentamiento, la armada aliada recibió en Artemisio las noticias de la derrota en las Termópilas. Dado que su estrategia requería mantener tanto las Termópilas como Artemisio, y ante la pérdida del paso, la armada aliada decidió retirarse a Salamina. Los persas atravesaron Beocia y capturaron la ciudad de Atenas, que previamente había sido evacuada. Sin embargo, buscando una victoria decisiva sobre la flota persa, la flota aliada atacó y derrotó a los invasores en la batalla de Salamina a finales de año. Temiendo quedar atrapado en Europa, Jerjes se retiró con la mayor parte de su ejército a Asia, dejando al general Mardonio al mando del ejército restante para completar la conquista de Grecia. Al año siguiente, sin embargo, los aliados consiguieron la victoria decisiva en la batalla de Platea, que puso fin a la invasión persa.


Tanto los escritores antiguos como los modernos han utilizado la batalla de las Termópilas como un ejemplo del poder que puede ejercer sobre un ejército el patriotismo y la defensa de su propio terreno por parte de un pequeño grupo de combatientes. Asimismo, el comportamiento de los defensores se ha utilizado como ejemplo de las ventajas del entrenamiento, el equipamiento y el uso del terreno como multiplicadores de la fuerza de un ejército, y se ha convertido en un símbolo de la valentía frente a la adversidad insuperable.

jueves, 21 de febrero de 2013

Batalla de Zela (47 a.C.)


     La batalla de Zela sucedió en el año 47 a. C. entre las legiones romanas de Julio César y el ejército de Farnaces II del Reino del Ponto.

     El rey Farnaces del Bósforo era uno de los hijos de Mitrídates del Ponto, pero se las había arreglado para cambiar de bando y aliarse con Roma con tiempo suficiente para no compartir la derrota de su padre. En su reorganización de Oriente, Pompeyo le había hecho rey de sólo una pequeña parte de los dominios de su padre. Farnaces vio en la guerra civil romana (Batalla entre Julio César y Pompeyo) una gran oportunidad para reclamar los territorios perdidos y, en una rápida ofensiva, invadió Capadocia, Armenia, Ponto Oriental y Cólquida Menor. Fue particularmente cruel en su victoria, ordenando la castración de todos los romanos que apresaran. Es probable que la mayoría de estos prisioneros fueran civiles, ya que toda la región había sido desprovista de sus tropas por los pompeyanos, y encontró escasa oposición hasta que el legado de César, Cneo Domicio Calvino, lanzó un ataque contra él en diciembre de año 48 a.C. Su ejército era una heterogénea colección de legiones romanas y extranjeras, la mayoría de las cuales habían sido reclutadas originalmente por los pompeyanos y carecían de experiencia. Algunos sabían combatir, pero dos legiones que un rey gálata había formado con sus súbditos y que habían sido organizadas y equipadas a la manera romana huyeron al poco de comenzada la lucha. Su línea se quebró por el centro, y el ejército de Calvino sufrió una veloz y aplastante derrota.

     Después de derrotar a las fuerzas de Ptolomeo XIII en la batalla del Nilo, César abandonó Egipto y marchó por Siria, Cilicia y Capadociapara enfrentar a Farnaces II, hijo de Mitridates VI.

     Farnaces mandó varios mensajeros a César para intentar firmar una paz que le permitiera mantener sus conquistas y para recordarle que había rehusado enviar tropas de auxilio a Pompeyo. Le obsequiaron con una corona de oro como emblema de su victoria. César no ofreció ninguna concesión, sino que le recordó a los embajadores las mutilaciones y la tortura infligidas a los romanos capturados. Exigió que Farnaces se retirara de inmediato del Ponto, devolviera el botín arrebatado a los romanos y liberara a los prisioneros.

     Farnaces se denegó la petición del César con lo cual dio lugar al enfrentamiento entre estos dos contrincates. César tenía dos cohortes de la Legio VI, Legio XXII, fuerzas aliadas de gálatas y vexillationes organizados en la Legio XXXVI además de un pequeño contingente de caballería.

Farnaces tenía por su parte 20.000 hombres, en su mayoría guerreros tribales e infantería ligera pero también hoplitas profesionales. Numerosos carros y una caballería algo superior a la cesariana.



Cohortes.
      Hoplitas.


    El enfrentamiento tomó lugar en Zile, actualmente un pequeño pueblo sobre una colina en la colina de la provincia de Tokat, noroeste deTurquía, donde estaban las fuerzas romanas. Las fuerzas del Ponto se ubicaron en la colina cercana del pequeño pueblo de Zela.

     Los pónticos abandonaron sus posiciones defensivas y lanzaron un ataque sorpresa contra las posiciones romanas en la colina. La acción fue inesperada ya que nadie creía que Farnaces renunciara a su sólida posición defensiva para atacar a los romanos. El asalto logró por su sorpresa un éxito inicial pero pronto los veteranos romanos se recuperaron y organizaron rápidamente una línea defensiva. César tomo la iniciativa y expulsó a los pónticos de su campamento, empujándolos colina abajo en completo desorden, logrando así derrotarlos.

      La victoria de Zela fue decisiva, los pónticos no volvieron a amenazar el poder romano en Asia Menor. La campaña contra Farnaces apenas duró cinco días, fue tan rápida y contundente que Plutarco menciona que César dijo: "Veni, vidi, vici".Farnaces escapó al Reino del Bósforo pero fue poco después asesinado por uno de sus ex-comandantes en una escaramuza.

“VENI, VIDI, VICI”, “Llegué, vi y vencí”.




martes, 12 de febrero de 2013

Batalla de Farsalia

     La Batalla de Farsalia fue un enfrentamiento decisivo de la segunda guerra civil romana. El 9 de agosto del 48 a. C. en Farsalia, Grecia central, Cayo Julio César y sus aliados formaron frente al ejército republicano bajo el mando de Cneo Pompeyo Magno ("Pompeyo el Grande"). Pompeyo tenía el respaldo de la mayoría de senadores, de los cuales muchos eran optimates, pero su ejército era de inferior calidad a las legiones de veteranos de César. 

     Los dos ejércitos apoyaron uno de sus flancos en un arroyo y en el otro concentraron toda su caballería. Sin embargo, las ideas de los comandantes sobre el desarrollo de la batalla difieren sustancialmente, y aquí es donde puede verse el genio de César. Pues mientras Pompeyo intentará vencer con su superioridad numérica, César, previendo ese movimiento, planea realizar una eficaz defensa, derrotar a la caballería enemiga y contraatacar, a su vez por el flanco.

     Para ello, César decide reforzar su caballería con infantería, dispone 6 de sus más experimentadas cohortes formando una línea oblicua en el flanco, justo detrás de su línea principal, y mantiene además otras en reserva. Esto debilita bastante el centro del ejército, pero César confía en que sus veteranos aguanten el empuje del rival. La disposición inicial de estas cohortes escapaba a la visión de Pompeyo, por lo que su actuación sería sorpresiva

     La batalla se inicia con las dos fuerzas aproximándose lentamente, pues para los planes de ambos bandos es importante que la batalla en el centro no se inicie rápidamente. La caballería pompeyana se lanza al ataque, según lo previsto, pero ante su acometida la cesariana se retira, en una fingida huida que no tiene más objetivo que atraer a la entusiasmada caballería enemiga hacia las cohortes bien pertrechadas para combatirlas.

     Acto seguido, las cohortes del flanco comienzan a maniobrar haciendo huir a la caballería pompeyana y atacando el flanco enemigo. En este momento, los legionarios de ambos bandos ya han entrado en contacto, y César ordena a su reserva que refuerce el centro del ejército. Atacados por dos sitios, el ejército pompeyano empieza a desmoronarse por el flanco. Mientras la caballería cesariana persigue a su rival fuera del campo de batalla. Viendo que la batalla está perdida, Pompeyo se retira al campamento.

     Con el triunfo de César en esta batalla se dejarían listos los cimientos para edificar lo que sería el grandioso Imperio Romano, mostrando además gran superioridad contra su oponente, Pompeyo, quién huyó a Egipto, donde fue asesinado.

martes, 5 de febrero de 2013

Batalla de Carras

     Conocida así debido a que esta batalla se llevo se acabo en la gloriosa ciudad de Carras (actualmente Turquía), donde dos grandes contrincantes derramaron sangre, sudor y dolor de sus aguerridos soldados.

     Por una parte tenemos a uno de sus integrantes del primer triunvirato romano, al hombre más rico de toda Roma en esa época, Marco Licinio Craso gobernador de Siría, el cual acompañado de su joven hijo Publio Licinio Craso deciden emprender una campaña en contra de Persia esperando riquezas y gloria militar que conllevaba está gran hazaña. Sin embargo su primer gran obstáculo fue enfrentarse al poderoso ejercito Parto, el cual tiene diferentes estrategias y armamentos conocidos en ese entonces por los romanos. El ejercito parto al mando del Spahbod Surena, con tan solo 10 mil soldados tiene la encomienda del del rey Orodes II de Partía, de enfrentarse al gran ejercito romano que cuenta con aproximadamente 40 mil hombre liderados por Craso.

      El enfrentamiento tuvo lugar en las afueras de la ciudad de Carras, en el año 53 a.C., en la cual a pesar de la gran diferencia numérica, los partos logran la victoria, gracias a sus técnicas superiores las cuales consistían en tener arqueros a caballo, lo cual les permitía tener la ventaja conocida como el tiro parto, el cual con la ayuda de la silla de montar y el estribo el jinete obtiene el soporte necesario para poder disparar mientras cabalga, cabe mencionar que también cuenta con un arco compuesto el cual tiene mayor precisión y fuerza a un ordinario, y esto permite aplicar la estrategia hit and run.

     Con esta derrota Craso es obligado a huir y posteriormente asesinado lo cual conlleva a la desintegración del primer triunvirato dejando así a Julio Cesar y a Pompello en una guerra civil, la cual después de algunos años gana Julio Cesar, logrando así lo que algunos autores le llamamos el primer emperador romano.